·
Se calma el
encadilamiento y la intensidad de las emociones. Es decir, tus pupilas regresan
a su tamaño original.
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Te das cuenta de que
aprendes a ver, tanto en ti como en tu pareja, las cosas buenas que en realidad
importan; se ríe muy fuerte, pero es tierno y cariñoso, cuenta unos chistes malísimos,
pero te hace sentir bien. Es el más distraído pero es muy inteligente y
sensible. Es muy gritona pero, pero, ¡ya que! Jaja
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Aprenden a quererse y
ella a ti a pesar de su lado oscuro, también conocido como su “yo bizarro”.
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El amor, lejos de
disminuir, crece y se hace más profundo.
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